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Me inspiras respeto por haber elegido este libro. Al hacerlo, has tomado la decisión de vivir con más determinación, alegría y plenitud. Has decidido vivir tu vida como tú elijas y no dejando actuar a la casualidad, por intención más que por defecto. Y por esa razón te aplaudo.
Desde que escribí los libros anteriores de la serie El monje que vendió su Ferrari he recibido un sinnúmero de cartas de lectores que vieron cómo su vida cambiaba gracias a la sabiduría que hallaron en ellos. Los comentarios de estos hombres y mujeres me llenaron de inspiración y me conmovieron. Muchas de las notas que recibí también me animaron a destilar todo lo que he aprendido sobre el arte de vivir en una serie de lecciones vitales. Y por eso me propuse compilar lo mejor que podía ofrecer a los demás en un libro que estoy sinceramente convencido de que te ayudará a transformar tu vida.
Las palabras de las siguientes páginas son sinceras y están escritas con la esperanza no solo de que conectes con el saber que te ofrezco con todo respeto, sino de que actúes de acuerdo con este para que se produzcan mejoras duraderas en cada una de las áreas de tu vida. A través de las pruebas que yo mismo he pasado, he descubierto que no basta con saber qué hacer: debemos actuar de acuerdo con ese conocimiento para llevar la vida que deseamos.
Y por eso espero que a medida que pasas las páginas de este libro de la serie El monje que vendió su Ferrari descubras un tesoro de saber que enriquezca la calidad de tu vida profesional, personal y espiritual. Por favor, escríbeme, envíame un mensaje de correo electrónico o visítame en alguno de mis seminarios para compartir cómo has asimilado las lecciones de este libro a tu modo de vida. Haré lo posible por contestar a tus cartas con una nota personal. Te deseo una paz profunda, gran prosperidad y muchos años de felicidad en pos de un fin valioso.
ROBIN S. SHARMA
Línea abierta para lectores: 1-888-RSHARMA
E-mail: wisdom@robinsharma.com
Internet: www.robinsharma.com
Cuando era niño, mi padre me dijo algo que nunca olvidaré: «Hijo, cuando naciste, llorabas mientras el mundo se regocijaba. Vive la vida de manera que cuando mueras, el mundo llore mientras tú te regocijas». Vivimos en una época en la que se ha olvidado cuál es el sentido de la vida. Podemos llevar fácilmente a una persona a la Luna y, sin embargo, nos cuesta un gran esfuerzo cruzar la calle para dar la bienvenida a un nuevo vecino. Podemos lanzar un misil al otro extremo del mundo con precisión milimétrica y, sin embargo, nos cuesta concertar una cita con nuestros hijos para ir a la biblioteca. Tenemos correo electrónico, fax y teléfonos digitales para conectarnos y sin embargo en ninguna otra época han estado los humanos más aislados unos de otros. Hemos perdido el contacto con nuestra humanidad. Hemos perdido el contacto con nuestro fin. Hemos perdido de vista las cosas que de verdad importan.
Y por eso, ahora que empiezas a leer este libro, te pregunto con todo respeto: ¿quién llorará cuando mueras? ¿Cuántas vidas conmoverás mientras tengas el privilegio de andar sobre este planeta? ¿Qué efecto tendrá tu vida en las generaciones venideras? ¿Y qué legado dejarás cuando exhales tu último suspiro? Una de las lecciones que he aprendido es que si uno no actúa sobre la vida, esta tiene la costumbre de actuar por su cuenta sobre ti. Los días se transforman en semanas, las semanas en meses y los meses en años. Pronto todo habrá terminado y descubrirás que solo te queda un corazón lleno de reproches p
ME APUNTO
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Me inspiras respeto por haber elegido este libro. Al hacerlo, has tomado la decisión de vivir con más determinación, alegría y plenitud. Has decidido vivir tu vida como tú elijas y no dejando actuar a la casualidad, por intención más que por defecto. Y por esa razón te aplaudo.
Desde que escribí los libros anteriores de la serie El monje que vendió su Ferrari he recibido un sinnúmero de cartas de lectores que vieron cómo su vida cambiaba gracias a la sabiduría que hallaron en ellos. Los comentarios de estos hombres y mujeres me llenaron de inspiración y me conmovieron. Muchas de las notas que recibí también me animaron a destilar todo lo que he aprendido sobre el arte de vivir en una serie de lecciones vitales. Y por eso me propuse compilar lo mejor que podía ofrecer a los demás en un libro que estoy sinceramente convencido de que te ayudará a transformar tu vida.
Las palabras de las siguientes páginas son sinceras y están escritas con la esperanza no solo de que conectes con el saber que te ofrezco con todo respeto, sino de que actúes de acuerdo con este para que se produzcan mejoras duraderas en cada una de las áreas de tu vida. A través de las pruebas que yo mismo he pasado, he descubierto que no basta con saber qué hacer: debemos actuar de acuerdo con ese conocimiento para llevar la vida que deseamos.
Y por eso espero que a medida que pasas las páginas de este libro de la serie El monje que vendió su Ferrari descubras un tesoro de saber que enriquezca la calidad de tu vida profesional, personal y espiritual. Por favor, escríbeme, envíame un mensaje de correo electrónico o visítame en alguno de mis seminarios para compartir cómo has asimilado las lecciones de este libro a tu modo de vida. Haré lo posible por contestar a tus cartas con una nota personal. Te deseo una paz profunda, gran prosperidad y muchos años de felicidad en pos de un fin valioso.
ROBIN S. SHARMA
Línea abierta para lectores: 1-888-RSHARMA
E-mail: wisdom@robinsharma.com
Internet: www.robinsharma.com
Cuando era niño, mi padre me dijo algo que nunca olvidaré: «Hijo, cuando naciste, llorabas mientras el mundo se regocijaba. Vive la vida de manera que cuando mueras, el mundo llore mientras tú te regocijas». Vivimos en una época en la que se ha olvidado cuál es el sentido de la vida. Podemos llevar fácilmente a una persona a la Luna y, sin embargo, nos cuesta un gran esfuerzo cruzar la calle para dar la bienvenida a un nuevo vecino. Podemos lanzar un misil al otro extremo del mundo con precisión milimétrica y, sin embargo, nos cuesta concertar una cita con nuestros hijos para ir a la biblioteca. Tenemos correo electrónico, fax y teléfonos digitales para conectarnos y sin embargo en ninguna otra época han estado los humanos más aislados unos de otros. Hemos perdido el contacto con nuestra humanidad. Hemos perdido el contacto con nuestro fin. Hemos perdido de vista las cosas que de verdad importan.
Y por eso, ahora que empiezas a leer este libro, te pregunto con todo respeto: ¿quién llorará cuando mueras? ¿Cuántas vidas conmoverás mientras tengas el privilegio de andar sobre este planeta? ¿Qué efecto tendrá tu vida en las generaciones venideras? ¿Y qué legado dejarás cuando exhales tu último suspiro? Una de las lecciones que he aprendido es que si uno no actúa sobre la vida, esta tiene la costumbre de actuar por su cuenta sobre ti. Los días se transforman en semanas, las semanas en meses y los meses en años. Pronto todo habrá terminado y descubrirás que solo te queda un corazón lleno de reproches p
ME APUNTO